Al más puro estilo Watch Dogs, la ciudad de Chicago está desplegando un sistema capaz de, entre otras funciones, controlar el tráfico de personas detectando el móvil que casi todas llevan en su bolsillo. A pesar del tinte un tanto orwelliano de la noticia, oficialmente es solo parte de un sistema para controlar la calidad del medio ambiente de la ciudad.
A partir del mes de julio una red de “farolas inteligentes” (en realidad, se trata de una caja con sensores que se acoplan a las que ya están instaladas) serán capaces de medir variables como la calidad del aire, el nivel de ruido, la velocidad del viento y el número de personas que pasan por las callesde Chicago de manera invisible, automática y en tiempo real. Gracias a la ingente cantidad de datos que se producirán, procesados con tecnologías Big Data, los científicos y los políticos deberían ser capaces de tomar las medidas necesarias para mejorar la vida en la gran urbe.
La población de la ciudad norteamericana no se ha mostrado indiferente y ya hay grupos que denuncian esta maniobra como un atentado contra la privacidad. Sin embargo, Charlie Catlett , científica del equipo que desarrolla el estudio, asegura en el Chicago Tribune que todos los datos que se recopilan son anónimos y con el único proposito de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. ¿Qué pensáis vosotros sobre el eterno debate sobre si más seguridad implica menos privacidad?
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