Los goles fantasma han sido fuente inagotable de leyendas contadas de padres a hijos por los aficionados que lo vivieron en primera persona. Pero la FIFA quiere enterrar la polémica.
Brasil marcará un punto de inflexión en la historia de los mundiales al estrenar una tecnología similar al ojo del halcón en el tenis para detectar si el balón cruza o no la raya de gol.
El sistema presentado el lunes se probó en la Copa Confederaciones del año pasado y en el Mundial de clubes. Un total de 14 cámaras -siete en cada área- vigilarán puntos estratégicos del área para trazar una imagen en cuatro dimensiones del balón. En menos de un segundo, el árbitro recibirá una señal en un reloj especial indicando si hay gol.
"El árbitro no tiene el mejor punto de vista para ver si el balón ha cruzado la línea y tampoco las cámaras de televisión", dijo Johannes Holzmuller, de la FIFA. "Solo esa tecnología es capaz de decir si el balón ha cruzado o no la línea de gol".
La empresa alemana Goal Control es la dueña del sistema. La FIFA no reveló el coste de la operación, porque dijo que el contrato era confidencial. Holzmuller afirmó que se hicieron casi 3.000 pruebas en los 12 estadios brasileños que albergarán partidos del Mundial y todas resultaron satisfactorias.
Para la FIFA el debate no es si hay muchos "goles fantasma", algo relativamente poco habitual, sino el impacto que tiene un error de este tipo. El ejemplo más recordado, por reciente, fue el claro gol del inglés Frank Lampard contra Alemania en los octavos de final de Sudáfrica 2010, que el árbitro no concedió.
"La discusión debe ser valorada por el impacto de un solo incidente y no del número de incidentes que puedan producirse", aseguró.
Dirk Broichhausen, consejero delegado de la compañía alemana, explicó que las cámaras ofrecen una resolución de 500 recuadros por segundo en comparación con los 16 que capta el ojo humano. Las siete cámaras están pensadas para que, si por ejemplo el portero tapa una de ellas, la otra capte la imagen. También afirmó que el sistema no puede ser manipulado por piratas informáticos, porque no opera en línea, sino a través de un circuito cerrado.
El margen de error del programa oscila entre los 0,5 y los 1,5 centímetros, lo que se considera asumible por las autoridades del fútbol.
Holzmuller reconoció que los árbitros realizarán tres pruebas antes de cada partido para comprobar la fiabilidad del reloj y las cámaras. Si el sistema falla o el árbitro no está cómodo con su funcionamiento podrá prescindir del mismo tras informar a los dos equipos.
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